ALADINO

Aladino, por el mundo, 

viaja en su mágica alfombra

de color verde esmeralda 

para ahuyentar a las sombras. 

Aladino frota y frota:

cero, una, dos y tres, 

pero la lámpara hermosa 

no parece responder. 

Frota un poco de este lado, 

frota del otro, después, 

mas el genio está dormido,

enroscado, y del revés. 

Aladino desespera: 

Tiembla la luna de Persia, 

las fuentes cesan su cantar, 

en Siria no juegan los niños,

Jasmín no puede bailar. 

«¡Despierta, genio de Oriente,

y que todo vuelva a brillar: 

Que canten los ruiseñores, 

que dibujen las libélulas, 

las ranas y las estrellas, 

rosas de espuma en el mar».

El genio de la lamparita 

se comienza a despertar

y junto al mágico anillo, 

Aladino solicita 

sus deseos sin tardar:

«¡Que bailen todas las madres 

llenas de felicidad; 

que jueguen todos los niños 

y que puedan estudiar;

que sobre todas las tierras 

vivan las gentes en paz!». 

Pilar Alcántara González, enero de 2018

(Este poema pertenece a la antología » Cuentos populares» del museo del niño de Albacete, publicada en 2019)

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